El cardenalito de venezuela
Carduelis cucullata |
Se le nombra de múltiples maneras dependiendo del idioma o país, Coloradito, Pájaro de la virgen, Cardenalillo, Pintassilgo, Red Siskin, Tarin rouge du Vénézuéla, Cardenalito de Venezuela, pero todas estas denominaciones se refieren al "rey de los spinus y carduelis".
Hacia 1920 un criador alemán obtuvo híbridos entre cardenalito macho y canaria, y en el año 1930 otro criador alemán comprobó que algunos híbridos machos eran fértiles con canaria (F1), de los cuales descienden todas las gamas de canarios con factor rojo que existen en la actualidad. Esto supuso el mayor avance en un período corto de años en la cría deportiva del canario, ampliándose y casi duplicándose las gamas de canarios que existían a esa fecha del descubrimiento.
Fechas tristes para nuestro pequeño spinus, ya que fue el principio de su propio fin como ave salvaje.
Hasta ese descubrimiento, el cardenalito era un pájaro que al igual que nuestro jilguero (carduelis carduelis) se capturaba al macho por su belleza, pero sobre todo debido a su agradable canto. La demanda desde Europa de machos de cardenalito fue enorme pero a diferencia de nuestro jilguero, el hábitat natural del cardenalito era muy reducido.
Hasta ese descubrimiento, el cardenalito era un pájaro que al igual que nuestro jilguero (carduelis carduelis) se capturaba al macho por su belleza, pero sobre todo debido a su agradable canto. La demanda desde Europa de machos de cardenalito fue enorme pero a diferencia de nuestro jilguero, el hábitat natural del cardenalito era muy reducido.
Como su nombre dice, el cardenalito es originario de Venezuela pero años atrás también habitaba zonas de Colombia, concretamente el estado de Santander; hoy se da por desaparecido en Colombia (no se ha observado ninguno desde 1.947).
60 años atrás habitaba amplias zonas de Venezuela, Trinidad y Tobago (posiblemente eran viajeros del interior de Venezuela ya que las islas distan 15 kilómetros del litoral), Islas Curaçao, Colombia e incluso se le llegó da ver en Puerto Rico aunque se cree que eran pájaros que se habían escapado de sus jaulas.
Actualmente el cardenalito es una especie realmente difícil de encontrar e incluso de oír su bello canto en estado salvaje, debido a su tamaño, escasez numérica, zonas dispersas y siempre en pequeños grupos que muchas veces son familiares.
Actualmente el cardenalito es una especie realmente difícil de encontrar e incluso de oír su bello canto en estado salvaje, debido a su tamaño, escasez numérica, zonas dispersas y siempre en pequeños grupos que muchas veces son familiares.
Es el ave más amenazada de Venezuela, su distribución actual ocupa menos del 20% de la original; sólo habita pequeñas zonas de los estados de Falcón, Lara, Miranda, Guárico, Anzoátegui y Yaracuy.
Gran parte de su antigua zona de distribución está ocupada ahora por prados de corta hierba, pero que originariamente fueron bosques abiertos de hoja caduca. Su hábito alimenticio a base de semillas, y la costumbre de alimentarse en los limites de los bosques, nos hacen suponer que los bosques caduciformes podrían haber sido su hábitat predilecto. A menudo, estos bosques están más cubiertos de hierba que los bosques de hoja perenne, a consecuencia de la mayor cantidad de luz que penetra hasta el suelo de los mismos cuando los árboles pierden sus hojas, permitiendo el crecimiento de la hierba, mientras que la densa y persistente sombra a lo largo de todo el año en los bosques de hoja perenne impide el crecimiento en sus suelos.
El tamaño del cardenalito es sobre 10 cm. (la hembra es un poco más pequeña), pero los ejemplares que habitan la zona oriental de Venezuela pueden llegar a medir entre 10,4 y 10,8 cm.; estos ejemplares más grandes presentan además un lipocromo rojo con tonalidad diferente. El dimorfismo sexual entre el macho y la hembra es claramente diferenciado.
Se alimentan de semillas, flores, de una gran variedad de hierbas salvajes, frutas y de pequeños insectos, a menudo en el borde de los bosques, pero siendo su dieta básica las semillas se le define como granívoro.
Las temperaturas de su hábitat son constantes durante todo el año, entre 18 y 22 grados centígrados y la humedad baja. La franja de altitud más habitual de su hábitat oscila entre los 300 y 1000 metros.
Las estimaciones actuales varían desde un mínimo de 600-800 ejemplares en toda Venezuela, hasta alrededor de 4.000 de las fuentes más optimistas. Estas fuentes más optimistas datan de hace 8 años y puesto en contacto con ornitólogos venezolanos me han comunicado que la observación del cardenalito en estado salvaje es actualmente mucho más difícil que hace 6 o 7 años, tan difícil que realmente es un milagro verlo y una gran suerte oírlo.
El cardenalito en estado salvaje inicia la cría en la época de lluvias (invierno) y dado las condiciones climática de la zona, hace normalmente una sola nidada; las parejas que inician una segunda nidada suelen fracasar y esto es otro problema añadido a la deforestación y capturas ilegales. Las estimaciones actuales varían desde un mínimo de 600-800 ejemplares en toda Venezuela, hasta alrededor de 4.000 de las fuentes más optimistas. Estas fuentes más optimistas datan de hace 8 años y puesto en contacto con ornitólogos venezolanos me han comunicado que la observación del cardenalito en estado salvaje es actualmente mucho más difícil que hace 6 o 7 años, tan difícil que realmente es un milagro verlo y una gran suerte oírlo.
Alimentación y cuidados
Los cardenalitos no escarban los comederos como los canarios, por eso es necesario soplar más a menudo las cascarillas de los granos comidos.
La perilla blanca contiene mucha proteína, incluso más que el cañamón, pero algunos ejemplares se vician demasiado en ella; a estos no hay que añadirles mixtura nueva hasta que tengan su comedero bastante apurado, evidentemente siempre soplando las cascarillas de los granos comidos. No confundamos la perilla blanca con la bruna (color marrón claro) esta perilla gusta poco a los cardenalitos.
Tener siempre un comedero que solo contenga alpiste (de 1ª calidad), algunos ejemplares ni lo tocan, otros solo en época de muda o en la estación de invierno, pero es importante tenerlo.
Complejo vitamínico tres días seguidos cada mes, del tipo total pero vigilando que beban, ya que hay algunos ejemplares que se niegan a beber agua con aditivos.
En época de muda añadir al agua de bebida complejo vitamínico con aminoácidos, sobre todo a los machos que les cuesta más hacer la muda, y aún más a los jóvenes machos en su primera muda.
Atentos a la excesiva oferta de complejos vitamínicos con aminoácidos que hay en el mercado; cuando lees los prospectos parecen milagrosos, pero la experiencia de los años demuestra que unos ayudan a la muda mucho mejor que otros. ¡ Como los animales no hablan, colorante con agua !
En esa primera muda, colgar a los jóvenes un trozo de cuerda para que se distraigan picándola y no lo hagan con las plumas de sus hermanos.
La perilla blanca contiene mucha proteína, incluso más que el cañamón, pero algunos ejemplares se vician demasiado en ella; a estos no hay que añadirles mixtura nueva hasta que tengan su comedero bastante apurado, evidentemente siempre soplando las cascarillas de los granos comidos. No confundamos la perilla blanca con la bruna (color marrón claro) esta perilla gusta poco a los cardenalitos.
Tener siempre un comedero que solo contenga alpiste (de 1ª calidad), algunos ejemplares ni lo tocan, otros solo en época de muda o en la estación de invierno, pero es importante tenerlo.
Complejo vitamínico tres días seguidos cada mes, del tipo total pero vigilando que beban, ya que hay algunos ejemplares que se niegan a beber agua con aditivos.
En época de muda añadir al agua de bebida complejo vitamínico con aminoácidos, sobre todo a los machos que les cuesta más hacer la muda, y aún más a los jóvenes machos en su primera muda.
Atentos a la excesiva oferta de complejos vitamínicos con aminoácidos que hay en el mercado; cuando lees los prospectos parecen milagrosos, pero la experiencia de los años demuestra que unos ayudan a la muda mucho mejor que otros. ¡ Como los animales no hablan, colorante con agua !
En esa primera muda, colgar a los jóvenes un trozo de cuerda para que se distraigan picándola y no lo hagan con las plumas de sus hermanos.
que hay que acostumbrarlos en Invierno) o un poco de brócoli.
No hay que abusar de las verduras y frutas ya que su abuso acaba siendo dañino para cualquier pájaro.
Tener siempre a disposición de los pájaros gritt mineral (yo personalmente mezclo mineral , concha triturada y carbón vegetal). Todo el año hueso de sepia.
El cardenalito como todos los spinus no son grandes comedores de bizcocho.
No hay que abusar de las verduras y frutas ya que su abuso acaba siendo dañino para cualquier pájaro.
Tener siempre a disposición de los pájaros gritt mineral (yo personalmente mezclo mineral , concha triturada y carbón vegetal). Todo el año hueso de sepia.
El cardenalito como todos los spinus no son grandes comedores de bizcocho.
Los bizcochos mórbidos (tipo mantenimiento) llevan aceites que fácilmente se acaban ranciando, si ha esto unimos la poca seriedad en las fechas de envasado y caducidad, hay que ir con mucho cuidado en algunos bizcochos. Bizcochos mórbidos de marcas conocidas han provocado a algún amigo mío serios problemas en sus cardenalitos y bastantes bajas en su criadero.
Sólo en la época de cría y muda es realmente imprescindible el bizcocho; a un buen bizcocho seco se le puede añadir una pequeña parte de mórbido (controlando su estado) y a esta mezcla añadiremos un poco de pipa cruda molida (10% al 20%) y en la época de muda cata xantina (colorante rojo), 4 gramos por kilo de bizcocho, personalmente esto último solo lo hago con los ejemplares jóvenes, ya que a los reproductores no los pigmento.
A los cardenalitos criados con abundante ración de plantas silvestres, o acostumbrados al berro o espinacas no se hace necesario añadir colorantes ya que los carotenos los obtienen de esas plantas.
El cardenalito en estado salvaje logra potenciar su factor rojo a base de plantas y bayas silvestres, algo parecido a nuestro pardillo europeo.
Sólo en la época de cría y muda es realmente imprescindible el bizcocho; a un buen bizcocho seco se le puede añadir una pequeña parte de mórbido (controlando su estado) y a esta mezcla añadiremos un poco de pipa cruda molida (10% al 20%) y en la época de muda cata xantina (colorante rojo), 4 gramos por kilo de bizcocho, personalmente esto último solo lo hago con los ejemplares jóvenes, ya que a los reproductores no los pigmento.
A los cardenalitos criados con abundante ración de plantas silvestres, o acostumbrados al berro o espinacas no se hace necesario añadir colorantes ya que los carotenos los obtienen de esas plantas.
El cardenalito en estado salvaje logra potenciar su factor rojo a base de plantas y bayas silvestres, algo parecido a nuestro pardillo europeo.
No es aconsejable suministrar a los machos de cardenalito la típica vitamina E que muchos criadores de canarios ponen antes de la época de cría. Los machos de cardenalito, como todos los de spinus, son sumamente vigorosos, y con una buena alimentación es más que suficiente.
Un exceso de celo en el macho sólo crea problemas de todo tipo, incluido el de huevos claros, ya que el macho sólo estará pendiente de otros machos que oye cantar, empezará a incordiar a la hembra y estará por todo menos por fecundar.
Utilizaremos siempre bebederos de tubo exterior.
Facilitarles el baño el máximo de días posibles, les encanta y es aconsejable para su salud, pero ponerles la bañera por las mañanas o máximo mediodía. En época de muda el baño es aún más importante.
Una vez se independizan los jóvenes, procurar agruparlos por edades y separar los mutados de los normales, en especial los doble dilución, que para evitar que les arranquen las plumas, estarán solos o acompañados solo de ejemplares de su tipo de mutación.
Autor: Jose Mª Vives Martínez
Una vez se independizan los jóvenes, procurar agruparlos por edades y separar los mutados de los normales, en especial los doble dilución, que para evitar que les arranquen las plumas, estarán solos o acompañados solo de ejemplares de su tipo de mutación.
Autor: Jose Mª Vives Martínez